No siempre

No siempre puedes, a veces te fallan las piernas y te falta el aliento, echas de menos el sueño reparador, la calma y la paz.

No siempre eres capaz de afrontar la frustración, el desasosiego, el dolor y la culpa.

No siempre te sientes fuerte y con esperanza.

No siempre tienes ganas de seguir ni te quieres levantar.

No eres una super, ni una mega, ni una guerrera ni nada, solo una mujer que ha sido madre y ha tenido que afrontar la enfermedad porque no había otra.

No siempre eres dueña de tus propias decisiones, ni eres dueña de tus actos, ni puedes cambiar tu destino.

No siempre puedes sonreír, ni bailar, ni cantar, ni estar tranquila.

No siempre te apetece celebrar lo que tienes, ni ser feliz, ni vivir la vida.

No siempre tienes ganas.

Pero siempre hay algo que tira de ti, de tus piernas, de tu cuerpo, y respiras y caes rendida, y te duermes en cualquier lado.

Siempre hay algo dentro de ti que sabe que puedes sentir dolor y culpa y que no tienes que aguantar todo.

Siempre hay algo que te hace levantarte y te pones el traje de super, wonder o simplemente de pintas los labios y te comes el mundo a cucharadas.

Y siempre sientes que hay un margen personal a pesar de todo lo que te rodea, que hay una pequeña parcela de «tu misma» que hay una pequeña rendija por la que se cuelan tus sueños de mujer sencilla y mortal.

Y siempre hay un momento en el que, entre lágrimas, te sale el mejor de los sarcasmos, la mejor de las bromas y se te mezcla el llanto con la risa.

Siempre suena una canción que hace que se te vayan los pies solos o que cantes mientras lloras en la ducha.

Siempre hay un momento en el que el cielo es medio rosa, medio naranja, medio amarillo y medio azul y te sorprendes a ti misma dejando pasar el tiempo mientras miras por la ventana con la esperanza de que mañana volverá a salir el sol.

Bien, gracias

En estas fechas de reunión, cercanía y cariño siento que hay cosas que se hacen un poco más cuesta arriba; como si los sentimientos de todos los días se desataran y no pudieran contenerse.

Será por las reuniones, por la cantidad de buenos deseos, por el sentimiento de ausencia, por las perdidas y las decepciones o por la cantidad de campañas y acciones que hacen más visible esta vida que llevamos nosotros todos los días. Pero sentía la necesidad de escribir sobre sentimientos, porque…

No, no es verdad, no estoy bien….pero no sé que decir cuando me preguntas ¿qué tal?

Porque no sé si lo preguntas por educación o por preocupación; porque no sé sí en realidad quieres que te cuente por lo que estoy pasando; porque no tengo muy claro si vas a seguir a mi lado si te digo la verdad, si vas a sentir pena, si vas a ser condescendiente, si te va a dar miedo o si te voy a aburrir.

Porque no se si te vas a ir corriendo cuando te cuente como es esto y no quiero sentir más soledad, angustia y desamparo. Porque no quiero más desilusiones, porque no puede afrontar más frustración, porque no quiero que te vayas de mi lado.

A veces me da la sensación que si te cuento como estoy no vas a poder con ello, no vas a poder conmigo, con la situación, con esta vida que llevamos en la que hay que perder un poco la cordura para no volverse loco del todo,

Otras veces creo que te gustaría que me abriera a ti y te contara lo que siento, que te llamara cuando me dan ganas de gritar, que te escribiera cuando ya no puedo más, cuando me encabrono porque la vida es injusta, cuando salto por una tontería porque llevo aguantando 300.000 mil que tu no sabes, cuando la angustia me quita la respiración o cuando lloro sin ton ni son.

Tampoco sé muy bien si voy a ser justa contigo, ni si voy a poder estar ahí cuando tengas un problema. No sé si voy a tener fuerza el día que me necesites y tengo miedo de no poderte ayudar de la forma que tu harías si te digo la verdad sobre como estoy.

Hay días que dudo si vas a entender que me preocupe por una tontería cuando Duchenne está en mi casa, ni quiero que sientas que no puedes contarme tus problemas porque bastante tengo con los míos.

Pero te necesito, te necesito a mi lado, necesito saber que no me vas a dejar caer, que estás ahí, que comprendes mis sonrisas y que entiendes que te diga que todo va bien.

Semana 74: feliz día del trabajador

Si me permitís hoy, día del trabajador, quiero dedicar el post a todos los padres y madres de niños como Pablo, cuya vida ha dado un giro de 180 grados y viven adaptando sus horarios para poder cuidar a sus hijos, corriendo de un lado para otro para llegar a todos los lados, pidiendo favores a todos para que a sus hijos no les falte de nada.

A las madres, y padres, que han dejado no solo su trabajo, sino su profesión de lado, porque no es posible compaginarla con los cuidados que requieren sus hijos o porque no tienen a nadie que les eche una mano para poder con todo. A los que han renunciado a tener pensión o ni siquieran han podido pensar en qué será de ellos en el futuro. A los que trabajan de sol a sol y nunca tienen vacaciones, porque su trabajo es su hijo.

A los padres, y las madres, que tienen que ir a trabajar cada día y se saben la única fuente de ingresos de sus familias y luchan para que no falte nada, para reducir preocupaciones y para que, llegar a fin de mes, sea posible. Que corren a casa para poder disfrutar de sus familias, y viajan y trabajan mil horas porque no queda más remedio.

A las madres o padres cabeza de familia, solteros, separados….que luchan solos y se comen el mundo, que trabajan en uno o en dos sitios porque tienen que mantener a sus hijos; que tienen que pedir ayuda, que, al final de la jornada, no tienen tiempo para nada más que para sus hijos.

Para todos los que no pueden conciliar porque el sistema no lo permite, feliz día del trabajador.